“Era como si mil leones se acercaran rugiendo a devorarte. Y uno a lo único que atinó fue a salir rápido, con hijos en brazos, hacia la zona alta”. María Rosa Cisnero, madre de cuatro niños, con voz quebrada testimonió el dramático momento que vivió en la noche del domingo, al desmadrar el río Gastona y abalanzarse sobre los parajes El Molino y La Angostura (de la comuna de Alpachiri), ubicados a 13 kilómetros al oeste de Concepción, a orillas de la ruta nacional 65.
La oscura y furiosa masa líquida, que desbordó alrededor de la medianoche, dejó con lo puesto a unas 500 personas, de las cuales 300 fueron evacuadas. Al menos 15 viviendas resultaron en algunos casos con daños parciales y en otros totalmente destruidas. Las aguas también arrasaron plantaciones de citrus y caña de azúcar.
El cuadro general en la zona era calamitoso. Algunas casas quedaron sepultadas hasta la mitad en medio de un lodazal, al igual que autos, camionetas y tractores. La ruta 65 se mostró además sembrada de enormes troncos de árboles. Un tramo de esta carretera estaba transformado en un brazo del Gastona, que pasa 1,5 kilómetro al norte.
El tránsito hacia Alpachiri y Las Estancias (Catamarca) hasta anoche estaba interrumpido, en razón de que las máquinas de Vialidad de la Nación no podían acceder al lugar afectado para despejar y acondicionar la vía.
“Aquí tuvimos una inundación hace tiempo, pero como esta no hay precedentes en la zona. Lo único afortunado de todo esto es que nadie perdió la vida”, dijo, resignada, María Rosa, vecina de la zona.
Bomberos de la Policía, de la comuna local y voluntarios de Concepción hicieron ingentes esfuerzos para tratar de rescatar a una familia de La Angostura que permanecía en el techo de su casa, rodeada por las aguas y sin alimentos. La fuerte correntada complicaba la tarea.
Arriba de un árbol
Los damnificados, al abandonar sus casas, se instalaron sobre la ruta 65, alejados del lugar del desborde. “Nadie durmió aquí. Fue terrorífico permanecer acorralados por la aguas en medio de la oscuridad. Si seguía lloviendo las cosas se iban a poner peores y no sé qué hubiera sido de nosotros”, sostuvo Darío Mendoza, padre de cinco niños. Él perdió su casa. Carlos Sánchez confesó que salvó su vida y la de su sobrino subiéndose a un árbol cuando un ruido estremecedor anunciaba la llegada de la creciente. “En la morera nos quedamos hasta que amaneció. En mi casa se mojó todo y hay barro hasta cerca de la ventana. Lo importante es que salvamos nuestras vidas”, apuntó.
Alpachiri parece signado por la desgracia climática. Hace dos semanas fue escenario de un violento tornado que produjo la caída de árboles y la voladura de los techos de chapas de las casas de 10 familias. Ahora desbordó del Gastona.
Juan Manuel Moreno, comisionado comunal de esa localidad, vivió momentos terroríficos cuando debió salir de su casa con el fin de verificar lo que estaba sucediendo anoche. “El agua me dio espanto e impotencia. Uno no sabía para donde encarar en ayuda de la gente. El caos era total”, sostuvo. Dijo que los evacuados fueron alojados en un amplio galpón de un productor de la zona y en la iglesia de El Molino. “En lo inmediato se está asistiendo a la gente con alimentos y gestionamos otras ayudas para los más castigados por esta catástrofe”, informó.
Todo Alpachiri, a causa de la caída de postes del servicio eléctrico, permanecía sin energía eléctrica ni agua potable. El restablecimiento del servicio, frente a la magnitud de los daños, podría demorar un par de días.
Mucha lluvia
El Gastona creció en forma descomunal luego de que en la zona del Parque Nacional Los Alisos cayeron 220 mm de lluvia en cuatro horas. El puente de acceso al lugar, ubicado sobre el río Jaya, fue arrasado por la correntada (ver página 4).
El ruido que generó el cauce alarmó primero a los pobladores de Piedra Grande, que está a tres kilómetros de Alpachiri, a orilla de la ruta 330. Los vecinos tomaron autos, tractores, motos y otros vehículos para trasladarse rápidamente hasta la comisaría. Ahí permanecieron hasta que fueron alojados en un galpón.
La desesperación y la angustia se instalaron hasta la madrugada. “Nos dio pánico escuchar la creciente, que parecía que se nos venía encima”, contó Alberto Sarmiento de Piedra Grande. El Gastona anegó a media mañana la comunidad de Santa Cruz, ubicada 10 kilómetros al noreste de Concepción.